Las lecciones del proceso electoral y mi «experiencia Guzmán»
GUZMAN: ENTRE EL FRAUDE Y EL HARAKIRI
El Jurado Nacional de Elecciones asestó un duro golpe no sólo a una organización política que tenía todas las boletas a favor para enfrentarse (y quizás ganarle) a Keiko Fujimori en segunda vuelta, sino a la endeble democracia en el país.
Julio Guzmán ha señalado que el rechazo a su inscripción es un fraude, que partidos tradicionales que siempre han mangoneando a los poderes del Estado, han urdido con representantes de los organismos electorales con clara filiación aprista un complot para sacarlo de carrera, porque representa una opción de cambio estructural, y es una amenaza para los corruptos de siempre. Tiene razón en mucho de lo que expresa, y también se equivoca en parte.
Para nadie es un secreto que existen claras diferencias entre lo que son las razones para excluir del proceso a Cesar Acuña (razones que también deberían valer para el fujimorismo), y las que se han merituado para descabezar la candidatura de Guzmán (y que en buen romance también harían inválida la postulación de la alianza entre el APRA y el PPC). En un caso, hay infracciones claras de la ley electoral, en el otro, innegables errores administrativos del partido TPP, pero que siendo subsanables, no calificaban para una exigencia tan inflexible del JNE. Se ha apelado indignamente a cuestionar en un momento que no se debía (las tachas) cuestiones de democracia interna ya convalidadas por el JEE. Sin embargo, se mide con una vara a los de siempre, y con otra a los nuevos.
La plancha de Peruanos por el Cambio se “eligió” en una mesa única en la que había militantes de otros partidos, y contravino sus estatutos, mientras que el PPC no adecuó los suyos para una alianza con el APRA, siendo sancionada por un órgano de su partido no correspondiente, pero el ROP no la cuestionó. Incluso la candidatura del Partido Nacionalista se oleó y sacramentó en un día, sin ningún proceso interno legal, ungiéndose a Daniel Urresti como antes se había hecho con Milton Von Hesse.
Y de las dádivas y regalos en campaña, se sabe que no sólo Acuña cometió irregularidades, sino también Keiko Fujimori, y candidatos al Congreso de esa agrupación (como su hermano Kenyi) y de otras (como José Luna de Solidaridad Nacional y muchos más).
Todos por el Perú apelaría una vez más mediante un recurso extraordinario ante el propio JNE, que sólo vía un milagro variaría su posición, y se dirigirá al TC con una medida cautelar para hacer respetar el derecho de participación en las elecciones, en un trámite que podría durar semanas, cuando solo falta un mes para el proceso, y las cédulas ya se empiezan a imprimir. Estos recursos, como los de la intervención de la justicia internacional buscan sólo señalar que existe una voluntad clara de perpetuar el statu quo de gobierno en el país, más no parece que vayan a cambiar el panorama.
Y con todo, fortalecen a Guzmán en una eventual postulación en el 2021, si TPP decide lanzarlo nuevamente como su candidato, o busca otro vehículo para tal fin. Ha demostrado su pasta de líder preparado, ha armado un equipo de campaña sólido y eficaz que largamente ha derrotado a Favre y otros “gurús” del marketing político, y su discurso ha calado en la población del país, sobre todo en los más jóvenes. Ir hasta el final, aun cuando no logre su cometido en esta ocasión y lo acompañen la verdad y la buena intención, lo posicionarán como una opción fuerte en 5 años, si se corrigen los errores.
¿En qué se equivocó el candidato morado? Dejó abierta de par en par la puerta de su organización a tirios y troyanos, metiéndose por la ventana un montón de “topos” de diversas filiaciones, que contribuyeron a entrampar las cosas. Gente ineficiente, improvisada, que siempre está a la caza de oportunidades reemplazó a leales y más preparados cuadros, que estuvieron ahí cuando Guzmán aún no llegaba ni al 1% y que fueron aislados y maltratados. Y sumado a esto, puso en manos equivocadas, improvisadas y sin experiencia alguna (con la anuencia de buena fe del CEN de la organización partidaria) cuestiones delicadas como los mecanismos de democracia interna para la inscripción de la plancha, y la designación de las listas al Congreso en todas las circunscripciones del país, muchas de las cuales también fueron declaradas inadmisibles.
Una vez más se comprueba que el país lo manejan los más pendejos, como lo señalara en columnas anteriores, y que los bien intencionados deben mirar nomás, sin atreverse a hacerles frente, participando según sus reglas, pero sin hacerles sombra. Una muestra más que aún no hemos madurado como corresponde en lo político.
«NO SOY LA VERSIÓN JOVEN DE PPK NI LA DELGADA DE ALAN» DICE JULIO GUZMAN
Julio Guzmán carga una etiqueta que muchos pretenden llevar en las elecciones generales 2016: outsider. Será candidato de todas maneras. ¿Qué piensa? ¿Qué lo diferencia del resto de candidatos? Momento de oírlo. Sus respuestas en esta entrevista pintarán al candidato. Guzmán conversó con el director de este blog en entrevista para Portal Perú, y anunció sus propuestas en economía, educación, lucha contra la corrupción, reforma del Estado y otros temas, así como habló de sus competidores.
En nuestro país hay un desánimo, una decepción por los políticos, tanto por los de siempre, como por los nuevos que aparecen. La población tiene una percepción de que todos son cortados por la misma tijera. “Más de lo mismo” es la frase que se escucha frecuentemente, y los hechos de corrupción que han salpicado a todos los ex presidentes. ¿En qué se diferencia la candidatura de Julio Guzmán? ¿Cómo reinyectar esperanza en una población escéptica?
-En primer lugar hay que respetar esa falta de confianza porque no es gratuita, ha ocurrido por todo lo que estamos viendo. La población no es que sea tonta, vota por el menú de opciones que le dan, no es que adrede elija a alguien que robe, pero haga obra. Si vas a un chifa, vas a encontrar solo comida oriental, no un ceviche. Entonces, con las opciones que tiene el electorado peruano, poco se puede hacer. Por eso estamos en política ahora. ¿Por qué confiar en nosotros? En primer lugar porque somos parte de ese 60% de la población que hoy dice que no quiere a ninguna de las opciones que hay. Somos uno de ellos, y hemos dejado nuestra comodidad para poner nuestra cuota de sacrificio personal, que es grande, y comenzar a tomar decisiones. Nuestra candidatura se puede entender desde que la población se interese por analizar nuestras credenciales, averiguar a qué nos hemos dedicado, nuestro pasado. Esa es la manera de construir confianza.
Uno de los temas sobre los que hay un permanente escrutinio de los medios de comunicación es el tema del financiamiento de la campaña. ¿De dónde sale la plata para el despliegue que viene haciendo?
-Bueno, el financiamiento que tenemos es bastante nuestro y pequeño. Quisiéramos que llegara algo más, no le tenemos miedo a que llegue el dinero, pero si queremos que el que llegue sea limpio y que no venga de a actividades ilegales. Actualmente es un financiamiento muy pequeñito, y la gran parte es de cosas que se hacen del partido, de su gente que aporta algo de plata y su tiempo. El dinero que se maneja viene básicamente de seis amigos empresarios, que aportan entre 1000 y 3000 soles mensuales que nos permiten hacer las cosas más elementales. Ahora, estas personas obviamente no quieren que su nombre se conozca porque tienen miedo a las represalias. En el Perú no existe un marco normativo que proteja las identidades de personas buenas y honestas que quieren aportar. La gente va creyendo en nosotros, y el Jurado Nacional de Elecciones lo ha dicho, existen unos 18 partidos inscritos de los cuales sólo cuatro vienen dando la información requerida sobre financiamiento de campaña, y uno de ellos somos nosotros.
¿Cómo es Julio Guzmán en lo personal? ¿Es casado, tiene hijos, en qué trabaja actualmente, tiene propiedades, cuentas bancarias, deudas?
Julio Guzmán es un chico de barrio normal que ha crecido en la típica clase media peruana, que es ese grupo de personas que ha salido adelante a punta de punche y de esfuerzo. Cuando uno observa el país hoy en día, se da cuenta que las cosas tienen solución y que falta liderazgo, claridad, voluntad política. Tomé la decisión de entrar en política porque ya me cansé, como muchísimos peruanos, y que estamos hartos de lo que pasa. Soy economista de profesión, estudié en la Universidad Católica. Hice una Maestría en Políticas Públicas en la Universidad de Georgetown, en Washington y un Doctorado en la Universidad de Maryland. Trabajé 10 años en el Banco Interamericano de Desarrollo, que como todos saben es una entidad que se dedica a asesorar a los países de América Latina para que puedan progresar más rápido. Luego fui viceministro de Estados dos veces, en Industrias y en Pymes, y de ahí Secretario General de la Presidencia del Consejo de Ministros. Luego he estado desarrollando práctica privada, pero tuve que renunciar hace seis meses para poder dedicarme por completo a la campaña, por dos razones, porque esto requiere un esfuerzo full time y para no generar ningún conflicto de interés. Cuentas bancarias en el extranjero, ninguna. Yo me hecho solo y parte de esa historia fue endeudarme con un crédito estudiantil muy grande justamente para poder pagar mis estudios de post grado en el extranjero, y que gracias a mi carrera lo he terminado de pagar. Vivo como una familia de clase media. Estoy casado, tengo 44 años, tres hijos, mi esposa trabaja y podemos vivir de nuestros ahorros y de lo que ella aporta, y eso me permite cierta tranquilidad e independencia.
Algunas personas dicen que eres el “outsidser”. De alguna manera Gastón Acurio te favoreció al declinar y decir que el “outsider” eras tú. Otro sector te observa como un Kuczynsky joven. ¿Lo tuyo va también por un neoliberalismo ortodoxo o por dónde?
-En primer lugar debo aclarar que nosotros no nos hemos autodenominado el “outsider”. Son los medios de comunicación los que nos han puesto esa “chapa”, probablemente porque somos una opción nueva, fresca, con un enfoque distinto. Es cierto que no hemos estado metidos en política, pero nuestro círculo principal, el núcleo de lo que somos comenzó con grupo de técnicos con experiencia en el Estado y ahora tenemos una plataforma nacional que tiene bases y una propuesta clara. Pero la propuesta para el país no puede ser sólo técnica. Tener experiencia en el manejo estatal y planteamientos técnicos es una ventaja increíble, pero no basta. Hay que añadirle una visión política y ciertas características, como claridad, ambición en creer que los peruanos nos merecemos algo mejor, y coraje, valentía, porque esto no es fácil. Habrá que pisar muchos callos y pelearse con mucha gente. No soy ni un Kuczynsky joven ni un Alan García flaco. La mayor diferencia entre la propuesta de PPK y la nuestra es que esa es la propuesta del “chorreo”, que nosotros creemos que no funciona. Eso obsesionarse con la gran inversión descuidando a las personas. Pensar que todo es inversión y que eso nos hará sentirnos bien es un cuento chino. Nuestro enfoque está concentrado en las personas, en el bien común. Ese es nuestro centro de gravedad. Que la gran inversión continúe, pues es positiva y genera empleos, pero la prioridad para nosotros es la gente.
“Todos por el Perú” no es una agrupación nueva en la política, tiene diez años de formada, ha participado en elecciones regionales y municipales, básicamente en provincias, con resultados no muy auspiciosos, pero que le han permitido mantener su inscripción. ¿Cómo llega ahí Julio Guzmán y su equipo? ¿Hay un cambio en la dirección del partido? ¿Cómo se logra esto para no dar la imagen de que eres un invitado que aprovecha la coyuntura para postular?
-Haciendo las cosas correctamente, la población se dará una imagen muy clara de lo que somos. “Todos por el Perú” no es un “vientre de alquiler”, es decir una organización que tiene un Comité Ejecutivo nacional que invita a un candidato externo. En este caso no es así, existe una renovación de la dirigencia y de las bases del partido que se viene realizando desde hace bastante tiempo atrás. Esto ha sido posible gracias a que el CEN anterior ha tenido la visión de optar por una renovación generacional, y esto es algo que no ocurre normalmente en las organizaciones políticas de nuestro país. La renovación se ha dado sin pedir nada a cambio, ni dinero ni cupos para las candidaturas al Congreso. Venimos trabajando en la campaña desde hace cerca de dos años, y venimos nutriendo al partido con sangre nueva, y ya tenemos bases consolidadas en 16 regiones, y presencia en las 25.
Tú eres un hombre formado académicamente en ciencias políticas y económicas, para la población un “tecnócrata”, no un político tradicional. Sin embargo tienes experiencia en la administración pública como viceministro y como secretario general de la PCM. ¿En qué medida has diagnosticado que es necesaria una reforma del Estado?
-La reforma del Estado es la piedra angular de lo que hay que hacer en el Perú. El Estado no se reforma desde inicios de los ’90 y ese es precisamente el problema que tenemos hoy en día. Tenemos un Estado que se diseñó en ese momento para administrar la escasez, programando el gasto del centavo y no teniendo reticencia para invertir en cualquier cosa menos en las personas, en el progreso, en el bienestar de la gente. No había plata, había que administrar la pobreza. Pero por otro lado, se apoyaba solo a la gran inversión, dándole incentivos y las mejores condiciones para que su presencia en la economía nacional les sea rentable. El Perú cambió, ha crecido, hay progreso ahora y por lo tanto necesitamos un Estado moderno que administre ya no la escasez sino el desarrollo, y que sepa usar los recursos que ahora tenemos para invertirlos en las personas. Necesitamos un Estado cercano al ciudadano, que lo convenza que va a progresar no a pesar de él sino gracias a él. El Estado debe mejorar sus servicios y ser el copiloto del ciudadano en su marcha hacia el progreso sostenido. ¿Cómo reformar el Estado? Tres cosas. Primero, simplificar todos los procesos administrativos. El Estado tiene 12 sistemas administrativos, muchos de los cuales pertenecen a un mundo que el día de hoy ya no existe. Estos sistemas no se han reformado desde hace muchos años. Todos los trámites, toda la documentación, todas las gestiones, todas las diligencias que uno se pueda imaginar caben en esos doce sistemas administrativos. Hay que modificarlos, hacerlos más simples, utilizando las tecnologías de la información para conectarlos, ahorrar tiempo y dinero. En segundo lugar, el diseño del Estado. Hay que preguntarnos cuántos Ministerios necesitamos. Hay varios que están desfasados y deberían desaparecer o juntarse con otros. Un caso concreto es el del Ministerio de la Producción con el de Comercio Exterior, que deberían estar unidos como en otros países. Lo tercero es una reforma del Servicio Civil, es decir, la burocracia. No nos sirve nada mejorar los procedimientos y rediseñar la arquitectura del Estado si la gente que está ahí no está capacitada. Además hay cinco regímenes laborales distintos para los empleaos públicos. No existe meritocracia ni presupuesto suficiente para pagar personas capaces que estén a la altura de lo que necesitamos.
Has señalado que te disgusta el término “inclusión social” y que prefieres el de “integración nacional” ¿Cómo se puede explicar esto para que lo entienda la gente?
-El término “inclusión social” a mí me hace pensar en que existen dos Perú, y uno es mejor que el otro, y por lo tanto debe “incluirlo”. Es como si hubiera una fiesta, y vemos desde adentro a un montón de gente que quiere entrar, y como somos generosos los invitamos a pasar, pero comerán la comida que nosotros ponemos y escuchar la música que tocamos. Para mí existe un concepto superior, que es la integración nacional, en que no existe un Perú mejor que el otro. Y eso en la metáfora de la fiesta es alquilar un local más amplio, ponerse de acuerdo los dos grupos en qué se comerá y qué música se bailará. Los países se construyen no cuando se incluyen, sino cuando se integran, sobre todo uno como el nuestro que tiene una diversidad tan grande. La integración nacional que proponemos será en cinco dimensiones: física, conectando nuestro territorio mediante carreteras y vía aérea; también virtual, poniendo las tecnologías de la información en todos los rincones del país; la integración educativa, buscando que exista un modelo homogéneo para todas las regiones; asimismo, productiva, o sea que las empresas pequeñas, medianas y grandes, se articulen y hagan negocios entre sí; y finalmente la del mismo Estado, que el gobierno nacional converse con el gobierno regional y éste con el gobierno local. Cuando se integra un país en esas dimensiones, Javier, lo que logras en el largo plazo es ciudadanía.
Inversión privada versus demandas sociales de las comunidades. ¿Cómo serán abordados concretamente los contratos con las mineras?
-Los intereses de las mineras, las comunidades y el Estado no pueden estar divorciados. Se pueden alinear perfectamente. En otros países, también mineros y con una geografía complicada como la nuestra, se hace. Se trata de conjugar también los intereses de las diversas culturas que tienen demandas en el tema extractivo. El Estado debe tener un enfoque hacia la minería, pero con niveles de relacionamiento hacia la población. La nueva minería debe cumplir dos condiciones, respeto al medio ambiente y una buena relación con las comunidades. Se debe diseñar un arreglo institucional que implemente este enfoque, a través de la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad, que pasa de una política reactiva en torno a los conflictos sociales, a una política preventiva. El Estado debe adelantarse a la conflictividad.
La corrupción es un mal endémico. Permanentes denuncias que involucran a ex presidentes, a Ministros, a parlamentarios, con tráfico de influencias y negociados turbios. Se habla también de un narco estado. ¿Cómo se afrontará la lucha contra este flagelo? ¿Cómo se elegirá a los congresistas de Todos por el Perú?
-El problema de la corrupción en el Perú es la impunidad. No hay que verlo como un tema aislado, como un asunto moral y ético. Es esa sensación de que todo el mundo puede hacer lo que le da la gana y no le pasa nada. Debido a la corrupción no tenemos agua potable porque se roban la plata para los programas, debido a la corrupción no tenemos escuelas para los niños, pues se caen a los seis meses debido a los materiales malos que usan. Debido a la corrupción es que no tenemos seguridad ciudadana, porque las bandas criminales, los extorsionadores están coludidos con la policía… Muchos piensan que hay que manejar soluciones normativas, tecnológicas, presupuestales, y yo pienso que eso es importante, pero considero que lo que es fundamental es la voluntad del propio Presidente de la República porque para aplicar todas las reformas que hay que hacer, debemos terminar primero con la corrupción. Nosotros tenemos diez propuestas muy concretas sobre el tema de la lucha contra la corrupción. Tenemos en nuestro equipo a Carolina Lizárraga, que es la que lidera el diseño de esa parte de nuestro Plan de Gobierno. Ella ha sido ex zar anticorrupción en el gobierno aprista y como muchos recuerdan se fue porque vio que no había ninguna voluntad de lucha contra este problema. Se debe empoderar al Procurador Anticorrupción para que empiece a formular denuncias y de cuenta al Jefe de Estado de la lucha que se hace a diario para cambiar esto. En Contralor debe ser también una persona totalmente comprometida en la lucha contra la corrupción. El rol de la Contraloría hay que cambiarlo, no debería estar buscando el delito después, sino que debe involucrarse en los procesos antes, y así evitar que los funcionarios cometan errores y faltas. También hay que implementar el nuevo Código Procesal Penal, en el que todas las audiencias son públicas y se reduce la posibilidad de corrupción cuando se tienen una audiencia abierta a todos. Sobre la lista de candidatos, hemos tomado como acuerdo que no vamos a aceptar ni un sol de quienes quieran ser parte de nuestra selección de postulantes al Parlamento. Así evitaremos que sea el dinero el que defina nuestra lista y no hay posibilidad de que haya gente que traiga recursos provenientes del narcotráfico, la minería ilegal u otras actividades ilícitas. Tenemos un reglamento de selección de congresistas y lo publicaremos en nuestra página web. Ellos harán públicas dos declaraciones juradas, una de conflicto de intereses, pues no queremos que haya sorpresas y que por ejemplo el dueño de una universidad privada termine siendo presidente de la Comisión de Educación, y la otra es una responsabilidad, referida a comportamiento familiar y social, para casos como alimentos a los hijos, los ingresos, etcétera.
Tu intención es pasar a segunda vuelta, donde posiblemente tendrías que enfrentarte a Keiko Fujimori o a Alan García. Tú estabas en la universidad cuando Fujimori entró al gobierno, estarías por acabar tu carrera cuando el 5 de abril del 92, y eras muy joven durante el primer gobierno aprista, pero sí has vivido el segundo. ¿Qué piensas políticamente del fujimorismo y el aprismo?
El fujimorismo representó el quiebre de las pocas instituciones que teníamos. Es un dolor que todavía cargamos y lo llevaremos por muchos años. Los contenidos de la TV parecen normales, y es que desde los ’90 se fue generando una crisis de valores con el objetivo de adormecer la conciencia de la población. Y del gobierno aprista pienso que su primer régimen destrozó al país, y en el segundo tuvieron miedo de tomar decisiones drásticas y cambiar las cosas. Metieron la pata en algunas cosas y tendrán que responder por ellas. Lo que los benefició fue el nivel del precio de los minerales.
Hablemos de este gobierno, del que formaste parte en una primera etapa. ¿Han gobernado el presidente, los primeros ministros, el MEF o la Primera Dama?
Este país lo gobierna el Presidente, su esposa por supuesto, y el MEF. Es la primera vez que escucho una afirmación así tan tajante de un periodista, y que es con lo que yo concuerdo. El Ministerio de Economía y Finanzas tiene un poder que pocas veces se reconoce, pero que es real. Tiene un poder absoluto, y se le dio desde las reformas de los ’90, y hay que cambiar eso. En ese momento era necesario, que se concentrara el poder ahí, ahora ya no, el Perú cambió y ahora necesitamos una mirada de progreso moderna. Que no sea un Ministerio el que mueva la pelota, sino que tengamos Ministerios sólidos para que las políticas públicas se puedan desarrollar de forma articulada. Ahora no tenemos Ministerio de Salud, de Justicia, son cascarones son presupuesto. A este gobierno le ha faltado claridad. No ha tenido una visión de país, le ha faltado ambición, y le ha faltado liderazgo. Estamos en un país que no tiene una cabeza. No sabemos dónde vamos. Y tenemos condiciones extraordinarias para pasar al desarrollo.
Fotos: Floiro Tarazona Ramírez
video: Entrevista a Julio Guzman por Media Cover y Los Puntos sobre las Jotas, en YouTube